Para que la cadena de suministro funcione, el almacén es una pieza fundamental que debe estar sincronizada con el resto de eslabones. En el caso de los almacenes de materias primas, esto implica algunas consideraciones extraordinarias. Hoy vamos a ver cuáles.
La gestión de la cadena de suministro de materias primas: el almacén
Cualquier producto manufacturado ha sido fabricado utilizando algún tipo de materia prima. Las materias primas son los componentes básicos de cualquier unidad de fabricación.
En cuanto una materia prima entra en una cadena de producción, puede acabar formando parte de una enorme variedad de productos.
Por ejemplo, el látex natural, obtenido de los árboles de caucho, se utiliza para la fabricación de productos tan diversos como colchones y almohadas, preservativos y diafragmas, guantes, juguetes, globos, gomas elásticas, pinturas, suelas de zapatos y zapatillas deportivas, etc.
Pero, antes de que entren en la cadena de producción, esas materias primas también tienen que ser almacenadas en lugares con características adaptadas a cada tipo de material: son los almacenes de materias primas.
Materias primas: algunos ejemplos
Por definición, un almacén de materias primas alberga productos que se utilizan como materiales básicos en la producción de bienes o como componentes esenciales en la fabricación de productos terminados. Hablamos, por ejemplo, de:
- Metales: acero, aluminio, cobre, hierro, etc., utilizados en el sector de la construcción, el automóvil, la electrónica y otros.
- Productos químicos: disolventes, resinas, aditivos, pigmentos, fertilizantes, productos farmacéuticos, químicos para el tratamiento de agua, etc.
- Textiles: hilos, tejidos, fibras naturales o sintéticas, cuero y otros materiales para la industria de la moda y la confección.
- Madera y derivados: tableros de madera contrachapada, madera aserrada, pulpa de papel, entre otros.
- Productos agrícolas: granos, aceites vegetales, azúcar, café, cacao, frutas secas, y otros, utilizados en la industria alimentaria o ganadera.
- Plásticos y polímeros: como polietileno, polipropileno, PVC, resinas plásticas y otros materiales utilizados en la fabricación de envases, productos plásticos, juguetes y más.
- Combustibles: carbón, petróleo crudo, gas natural y otros combustibles utilizados para la generación de energía y en la industria petroquímica.
Estos son solo algunos ejemplos, ya que la variedad es amplia.
Hay materias primas de origen vegetal, como las verduras, flores, madera, resinas, látex,etc. De origen animal, como carne, leche, lana, cuero, etc. Y de origen mineral, como el carbón, metales, petróleo, etc.
También es posible diferenciar entre materias primas directas e indirectas:
- Directas: son los componentes primarios, sin ningún tipo de tratamiento. Por ejemplo, la madera para construir muebles.
- Indirectas: son los suministros necesarios para la fabricación de otros productos. Por ejemplo, clavos, pegamento o barnices, también necesarios para la construcción de muebles.
Los principales tipos de almacén de materias primas
El almacén de materias primas se ocupa, no solo del almacenamiento propiamente dicho, sino también del transporte, la distribución y, en ocasiones, del ensamblaje de determinadas materias primas con las que se abastece a negocios de terceros.
Si la logística de materiales es esencial para todas las empresas, quienes trabajan con materias primas deben cuidar hasta el último detalle operativo para asegurar a sus clientes un abastecimiento fluido y siempre en condiciones óptimas.
De hecho, suelen estar ubicados cerca de las plantas de producción o procesado, para asegurar el abastecimiento en el menor tiempo posible.
Hay que tener en cuenta que hay requisitos de almacenamiento específicos para algunos tipos de materias, para asegurar que se mantienen en las condiciones adecuadas de seguridad. El almacén debe, por tanto, adaptarse para dar un servicio de calidad, preservando los materiales en lugar seguro y manteniendo la mercancía custodiada y protegida de daños, robos o accidentes.
Hay diferentes tipos de almacén, en función de la materia prima que albergue. Algunos son espacios cerrados para el almacenaje interior. La ventaja es que la mercancía se encuentra más protegida, en condiciones controladas de temperatura y humedad, con una buena iluminación y más garantías de seguridad.
Los almacenes cerrados permiten un mejor control del inventario y más eficiencia en las operaciones. Por otra parte, también resultan más costosos.
Otra posibilidad es recurrir al almacenamiento al aire libre, recomendable únicamente en aquellos casos en que el mantenimiento de la mercancía no se vea alterado por las condiciones climáticas. Es el modo de almacenamiento habitual para, por ejemplo, materiales de construcción.
También podemos clasificar estos espacios en función del estado de las materias primas, por ejemplo, hay almacenes para líquidos (aceites, productos químicos y petroquímicos, alcoholes), gases (oxígeno, nitrógeno, hidrógeno, etc., para uso industrial o farmacéutico), graneles (minerales, arena y gravas para la construcción, granos, fertilizantes, etc) o bultos (como madera, pacas de paja, bobinas de metal, etc).
> ¿Sabes cuáles son los 5 tipos de almacén más habituales? Te lo contamos aquí.
Esta es la clave para la organización de un almacén de materias primas
Como en otro tipo de almacenes, es necesario utilizar un software que permita controlar el inventario, las entradas y salidas, las ubicaciones, las caducidades si las hubiera, etc.
Implementar un sistema de gestión del almacén, como nuestro SGA TWO es la solución para digitalizar todos esos procesos, coordinarlos con el ERP de la empresa y tener en todo momento información en tiempo real del estado del almacén.
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