Las cifras de ecommerce no dejan de aumentar. En 2020, con el confinamiento, las compras online se dispararon, pero la tendencia continúa y es necesario adaptarse para atender la demanda global.
El cambio en los patrones de compra supone un reto logístico sin precedentes que las empresas deben afrontar. ¿Sabes cuáles son las claves?
Te lo contamos a continuación.
Nuevos hábitos de consumo, nuevos compradores online
Ya antes de que se desatase la alerta mundial por la pandemia, las gráficas del comercio electrónico apuntaban hacia arriba.
La llegada del confinamiento no solo confirmó la tendencia, sino que la disparó.
El ecommerce sumó muchos nuevos clientes. Personas que no compraban online o que lo hacían ocasionalmente se hicieron usuarios habituales del carrito de la compra virtual.
Y para todo tipo de artículos, incluidos los de primera necesidad.
Según el Observatorio Cetelem de ecommerce 2020, un 23% de los españoles reconoció tras el confinamiento que su mentalidad con respecto a las compras online había cambiado y que continuaría comprando más a través de internet.
Además, el porcentaje de compradores aumentó con respecto a 2019 en todos los productos, a excepción del ocio y los viajes.
¿Y la tendencia global en 2021?
Parece que queda claro que la pandemia ayudó a crear una nueva ola de compradores digitales que ha llegado para quedarse.
En el primer trimestre de 2021, el ecommerce a nivel global aumentó un 58%, tomando como referencia el mismo periodo del año anterior. En España las cifras se sitúan por encima de la media y llegan hasta el 65%.
Según el Observatorio de Retail en España los cambios de comportamiento provocados por la pandemia han acelerado los planes de digitalización de las empresas, que se preparan para afrontar la tendencia al alza de las ventas online.
Se estima además que las tiendas físicas perderán entre el 25 y el 35% de clientes a medio o largo plazo y disminuirá también la frecuencia de las visitas: los clientes tenderán a desplazarse solo cuando sea necesario.
Por tanto, digitalizar el negocio con una estrategia omnicanal es ya imprescindible para mantener a los clientes y poder captar consumidores nuevos.
En resumen, los hábitos de consumo han cambiado y se consolida el aumento de compradores online.
Queda por saber qué ocurrirá a medida que se vaya retornando a la nueva normalidad, pero en principio la tendencia indica que los nuevos compradores del comercio online van a quedarse.
Bien, ¿y qué supone eso para el sector de la logística?
Retos logísticos del ecommerce para el futuro inmediato
Durante el confinamiento de 2020, todos los actores implicados en la cadena logística se pusieron a trabajar al límite de su capacidad para gestionar tanto el volumen de pedidos como el de devoluciones, que también se incrementó de manera notable.
Fue tal el volumen que en muchos casos las empresas tuvieron que improvisar soluciones para poder atender la demanda.
Por ejemplo, utilizar tiendas minoristas como centros de distribución. En España, lo hizo por ejemplo El Corte Inglés, que usó sus propios almacenes para atender pedidos y así poder seguir garantizando sus plazos de entrega.
Otras empresa promovieron los envíos “sin prisas” con descuentos para aquellos compradores que eligiesen un plazo de entrega más dilatado.
En general, todas las iniciativas buscaban optimizar los medios existentes para poder atender el aumento de la demanda.
¿Y hoy, cuáles son los retos? Podemos resumirlos en estas 5 claves:
1. Digitalización
La transformación digital del sector ya no es una elección. Aquellas empresas que quieran ser competitivas tienen que digitalizar sus procesos para poder medir resultados y optimizar la gestión.
Y eso, sin la implantación de sistemas digitales adaptados a cada caso, no es posible hacerlo. O no al nivel que el mercado demanda.
Especialmente importante es la digitalización de la gestión de almacenes implantando un SGA, donde se concentra una gran parte de la actividad logística.
2. Omnicanalidad
Aquellas marcas que quieran volcarse en el ecommerce deben transformarse en omnicanal, ofreciendo un servicio coordinado entre distintos canales.
Esto supone trabajar en varios canales de ventas simultáneamente, ofreciendo una experiencia uniforme al usuario que inicia la compra en un canal y la termina en otro, algo que cada vez es más habitual.
3. Just in case
La reorganización logística hacia una cadena de suministro más flexible y más resiliente, ha forzado el cambio de una estrategia Just in time, basada en una estrategia pull que produce según demande el mercado y sin generar stocks, a un sistema Just in case.
Este último, también conocido por sus siglas JIC, trabaja sobre la base de un stock que, aunque aumente los costes de almacenamiento, permite dar respuesta de manera ágil a los picos de demanda del mercado, especialmente aquellos imposibles de predecir.
4. Experiencia del cliente
Mejorar la experiencia del usuario es otro reto logístico muy a tener en cuenta en los próximos tiempos. El comprador es cada vez más exigente y castiga a aquellas empresas que suspenden en atención al cliente.
¿Qué valoran? Que se les den opciones de entrega (a domicilio o en un establecimiento), que puedan obtener información en tiempo real, que se les notifiquen retrasos o incidencias, que haya flexibilidad para cambiar el día de la entrega, que tengan a su disposición un chatbot para hacer consultas…
5. Sostenibilidad
Algo ha cambiado en la forma de consumir, y la tendencia va en aumento.
Los clientes no solo están apostando por aquellas marcas comprometidas con la sostenibilidad, sino que también prefieren los servicios de logística verde, que demuestren menor consumo de recursos, menor huella de carbono, etc.
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