Un chispazo puede bastar para desencadenar una catástrofe. Es una realidad que puede ocurrir en cualquier instalación que maneje sustancias inflamables o explosivas. Si es el caso de tu empresa, es fundamental conocer los riesgos y cómo prevenirlos.
Por eso hoy queremos hablarte de qué son las zonas ATEX y por qué son importantes para garantizar la seguridad tanto de las instalaciones como de las personas trabajadoras.
¿Qué es una zona ATEX?
Una zona ATEX es cualquier área donde existe el riesgo de que se forme una atmósfera explosiva.
Estas atmósferas pueden formarse por la mezcla de aire con gases, vapores, nieblas o polvos inflamables en ciertas concentraciones. Cuando una fuente de ignición —como una chispa o una superficie caliente— entra en contacto con esta atmósfera, puede desencadenarse una explosión.
El término ATEX proviene de la combinación de ATmosphères EXplosibles, en francés, y está estrechamente relacionado con la normativa europea que regula la protección contra explosiones en ambientes laborales.
Esta normativa, conocida como Directiva ATEX, establece los requisitos mínimos que deben cumplir las empresas para garantizar la seguridad en zonas donde puedan producirse atmósferas explosivas.
Clasificación de las zonas ATEX
La normativa ATEX clasifica estas zonas en función del riesgo, en dos grandes bloques: zonas con riesgo de gases y vapores, y zonas con riesgo de polvos combustibles.
A. Zonas con riesgo de gases y vapores
- Zona 0: es un área en la que existe una atmósfera explosiva de manera continua o durante largos periodos. La presencia de gases o vapores inflamables es habitual y constante. Por ejemplo, espacios dentro de un tanque de almacenamiento de gas, donde hay alto riesgo de fugas.
- Zona 1: es un área en la que una atmósfera explosiva puede formarse durante el funcionamiento normal del equipo o durante una operación de mantenimiento. La presencia de gases o vapores inflamables es menos continua que en la Zona 0. Un ejemplo pueden ser las áreas alrededor de bombas o válvulas donde podría haber fugas ocasionales de gases inflamables.
- Zona 2: se trata de un área en la que hay baja probabilidad de que se forme una atmósfera explosiva. La presencia de gases o vapores inflamables es esporádica y poco frecuente. Pueden ser, por ejemplo, espacios adyacentes a la Zona 1 o áreas de mantenimiento donde la posibilidad de fuga de gases inflamables es baja.
B. Zonas con riesgo de polvos combustibles
- Zona 20: área en la que existe una atmósfera explosiva debido a la presencia de polvo combustible en suspensión de manera continua, durante largos periodos o frecuentemente. Por ejemplo, el interior de un silo de almacenamiento de granos, donde el polvo puede estar presente de forma constante.
- Zona 21: se trata de un área donde puede formarse una atmósfera explosiva debido a la presencia de polvo combustible durante el funcionamiento normal o durante actividades de mantenimiento. La presencia de polvo es menos continua que en la Zona 20. Un ejemplo son las áreas cercanas a los sistemas de transporte o de procesamiento de materiales pulverulentos, donde se libera polvo durante el funcionamiento.
- Zona 22: es un área donde la atmósfera explosiva por polvo combustible puede formarse solo de manera ocasional. La presencia de polvo es esporádica y generalmente no continua. Son lugares donde, ocasionalmente, puede acumularse polvo combustible por un breve espacio de tiempo.
La correcta clasificación de las zonas ATEX permite implementar medidas específicas de seguridad, tales como la selección de equipos adecuados y la adopción de prácticas operativas seguras. Cada zona tiene requisitos específicos en cuanto a los equipos eléctricos y mecánicos que se pueden utilizar, así como a los procedimientos de mantenimiento y prevención de riesgos.
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5 pilares para gestionar zonas ATEX en un almacén
En un almacén, las zonas ATEX son áreas críticas que deben ser identificadas y gestionadas cuidadosamente. Es el primer paso para proteger tanto los bienes como las vidas en un entorno de almacenamiento. No solo es una obligación legal, sino una responsabilidad que puede prevenir desastres de grandes proporciones.
Estos son los 5 pilares para gestionar zonas ATEX de la manera adecuada:
1. Identificación
Se debe realizar una evaluación de riesgos teniendo en cuenta la presencia de sustancias inflamables, la frecuencia con la que se manipulan y las posibles fuentes de ignición. Una vez identificadas las zonas, se debe proceder a su clasificación según la normativa ATEX.
2. Señalización
Se deben utilizar señales de seguridad específicas y fácilmente reconocibles, como marcas de suelo y otras, para indicar la presencia de una atmósfera explosiva y las precauciones que deben tomarse.
3. Ventilación
Un sistema de ventilación eficaz ayuda a diluir las concentraciones de sustancias inflamables y a eliminar los gases o polvos en suspensión. La elección del sistema de ventilación dependerá del tipo de zona y de la naturaleza de la sustancia inflamable.
4. Verificación de equipos
Todos los equipos utilizados deben haber sido diseñados y fabricados específicamente para su uso en zonas ATEX. Deben llevar la marca CE y cumplir con los requisitos de las directivas ATEX.
5. Formación
Todos los trabajadores que operen en estas áreas deben recibir una formación adecuada sobre los riesgos asociados a las atmósferas explosivas, las medidas de seguridad a seguir y el uso correcto de los equipos de protección individual.
Por último, es importante establecer protocolos de trabajo seguros para todas las actividades que se desarrollen en zonas ATEX.
Invertir tiempo y recursos en la correcta gestión de las zonas ATEX es una decisión estratégica que puede marcar la diferencia entre un entorno de trabajo seguro y uno expuesto a riesgos innecesarios.
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