¿Cuántos productos dañados, restos de embalajes o palés en desuso se acumulan en tu almacén? Cuando no hay un plan eficaz para reducir y gestionar los desechos, es fácil que se amontonen residuos en la instalación, ocupando espacio y entorpeciendo la actividad. Reducir es el primer paso para retomar el control.
Una gestión eficaz de los residuos no sólo tiene un impacto positivo en el medio ambiente, también ahorra tiempo y dinero a largo plazo.
En este post vamos a brindar algunas estrategias que pueden orientar a los gestores de almacenes sobre cómo utilizar eficazmente los recursos para minimizar residuos.
Qué consideramos residuos y por qué es importante trabajar para reducirlos
Cualquier material o producto de desecho derivado de la actividad es considerado residuo. Su reducción en el almacén es un compromiso a largo plazo que requiere un esfuerzo de gestión y una adaptación continua.
A cambio, no solo se protege el medio ambiente, también hay un retorno desde el punto de vista empresarial. Por un lado, la gestión eficaz de los residuos redunda en una mayor eficiencia, un ahorro de costes y, en definitiva, un modelo empresarial más sostenible.
Por otro lado, aquellas empresas que toman medidas en favor del ahorro, y la sostenibilidad, son percibidas por los clientes como más confiables y su reputación aumenta.
En un almacén se pueden producir residuos diversos:
- Embalajes: cajas de cartón, plástico de burbujas, espuma de poliestireno, etc., utilizados para proteger los productos durante el transporte y almacenamiento. A menudo estos materiales se descartan después de su uso, por lo que deben reciclarse o desecharse correctamente.
- Productos dañados: mayormente devoluciones de clientes o productos señalados durante el control de calidad. No pueden venderse ni utilizarse.
- Alimentos: los almacenes de alimentos u otros perecederos deben gestionar una gran cantidad de residuos procedentes de mercancía no vendida o caducada.
- Envases vacíos o contaminados: botellas, latas, tambores u otros envases que han contenido productos químicos, aceites o sustancias peligrosas; deben limpiarse y reciclarse o eliminarse, según las regulaciones.
- Dispositivos electrónicos y maquinaria: equipos obsoletos o averiados. Pueden contener componentes tóxicos.
¿Cómo reducir la cantidad de residuos en un almacén?
A continuación, te damos algunas estrategias que puedes implementar en tu empresa:
1. Elaborar un plan de gestión
Crear un plan de gestión es el primer paso para reducir los residuos. Este plan debe identificar el tipo y la cantidad de residuos generados en el almacén, así como los métodos empleados para eliminarlos.
Cuando se dispone de información precisa y detallada sobre la gestión actual, es más sencillo diseñar estrategias para una mejor gestión futura, que contemple estrategias de reducción, reutilización y reciclado.
Tienes más información sobre el plan de gestión de residuos aquí.
2. Reducir los envases y embalajes
Cajas de cartón, rellenos, plástico de burbujas… Los residuos de envases suelen ser muy significativos en un almacén.
Una primera acción es trabajar con la cadena de suministro, entablando un diálogo con los distintos proveedores y animándoles a minimizar los materiales de embalaje o a cambiar los actuales por opciones más sostenibles. Es fundamental evitar el sobreempaquetado.
Por ejemplo, se puede proponer la posibilidad de sustituir el plástico de burbujas por alternativas ecológicas, como el papel reciclado o el relleno suelto biodegradable. Las cajas de cartón pueden sustituirse por cajones reutilizables.
3. Reducir la cantidad de productos dañados o defectuosos
Si hay una elevada cantidad de este tipo de productos, algo no está funcionando bien. Es necesario saber en qué punto de la cadena se produce el mayor número de daños, empezando por una revisión del proceso de almacenaje.
¿Los pallets están en buen estado? ¿La manipulación es correcta? ¿Las estanterías se cargan con el peso adecuado?
También, es importante monitorizar las devoluciones, para identificar y analizar los motivos recurrentes. La colaboración del equipo de atención al cliente es fundamental.
4. Revisar la gestión de perecederos
Para los almacenes que trabajan con productos perecederos, especialmente los del sector alimentario, el desperdicio de mercancía puede ser un problema importante.
Implantar un sistema FIFO (primero en entrar, primero en salir) garantiza que las existencias más antiguas salgan antes que las nuevas, lo que reduce el riesgo de que los alimentos caduquen y se conviertan en residuos.
5. Separar los residuos para reciclar y reutilizar
Utilizar los distintos contenedores para hacer una selección eficaz de residuos, es importante para hacer más efectivo el proceso posterior.
Trabajar con una empresa de gestión de residuos de confianza, que se ocupe de forma profesional y responsable, es el siguiente paso. De ese modo es posible asegurarse de que los residuos se deriven a plantas de reciclaje o sean reutilizados, y solo una mínima parte sea desechada.
6. Formar a los trabajadores
Es importante que toda la plantilla conozca y comprenda el impacto de sus acciones en el entorno y la empresa.
Contar con un equipo de trabajadores entrenado y mentalizado es tener mucho camino andado. Al concienciar a los empleados sobre la importancia de reducir residuos y adoptar prácticas sostenibles, se crea una cultura de empresa que valora la responsabilidad ambiental.
7. Velar por el mantenimiento de los equipos
Hacer un mantenimiento preventivo de los equipos no solo evita averías y pérdidas de tiempo. Además, prolonga la vida útil de la máquina.
Realizando las revisiones y operaciones de mantenimiento regular, los equipos duran más y se prorroga la necesidad de reemplazarlos. Es otra forma de evitar que los equipos descartados contribuyan a aumentar los residuos generados.
Te ayudamos a ahorrar recursos en tu almacén
Para convertir tu almacén en sostenible, es recomendable revisar los procesos internos para identificar las oportunidades de reducir, reutilizar y reciclar residuos.
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